Y es que la pobre Millie no atina con sus clientes y se va encontrando muertos a medida que limpia.
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Es difĂcil encontrar a alguien que te dĂ© trabajo sin preguntar demasiado sobre tu pasado. AsĂ que le agradezco al universo que, milagrosamente, los Garrick me hayan dado empleo limpiando su impresionante ático con vistas a todo Manhattan y preparándoles comidas sofisticadas en su inmensa cocina. Puedo trabajar aquĂ durante un tiempo, ser discreta hasta conseguir lo que quiero.
Es casi perfecto. Sin embargo, todavĂa no he conocido a la señora Garrick ni he podido ver lo que hay dentro de la habitaciĂłn de invitados. Estoy segura de que la oigo llorar. Veo las pequeñas manchas de sangre en el cuello de sus camisones blancos cuando hago la colada. Y, un dĂa, no puedo evitar llamar a su puerta. Cuando esta se abre lentamente, lo que veo lo cambia todo…
Es entonces cuando hago una promesa. Douglas Garrick se ha equivocado. Y va a pagar. Es todo una cuestiĂłn de hasta dĂłnde estoy dispuesta a llegar…
Una vez más, nos encontramos con un thriller fácil, en el que te hueles la tostada, y hay poca sorpresa.
Pero, como siempre, todo depende de cĂłmo se narre, y esta escritora ha encontrado la fĂłrmula para que sea atrayente.
CapĂtulos cortos y cargados de reveladores finales de capĂtulos, planteamientos de misterios, creaciĂłn de más interrogantes y suspense que respuestas.
Los personajes son tĂpicos, pero no por eso interesantes, ya que les sabe dotar de tramas y situaciones magnĂ©ticas para los ojos del lector.
Una vez más, cumple su función de entretener, mantener el suspense con tramas enrevesadas y desarrolla los acontecimientos sin piedad y con justicia divina.
Esperando la 3ÂŞ parte
