El Filatelista de Nicolas Feuz, el gran fichaje de Jöel Dicker como editor. De la mano de Ana Bartomeu, una inspectora divorciada y con una grave depresión, el autor nos introduce en un macabro juego de pistas orquestado por un misterioso asesino, «El filatelista». Este nuevo fenómeno suizo, número uno en ventas en Suiza, dos veces ganador del Premio al mejor thriller del Salón del Libro de París y el Prix de l’Évêché, no es apto para lectores sensibles.
Al acercarse la Navidad, una ola de terror recorre Suiza. Un asesino organiza una macabra búsqueda del tesoro enviando por todo el país unos paquetes que gotean sangre. ¿Su firma? Sellos de piel humana. Los medios de comunicación apodan inmediatamente al artífice del horror «el Filatelista». Ana Bartomeu, inspectora de la Policía Judicial de Ginebra, divorciada y con una grave depresión, es la encargada de solucionar el caso junto con un improvisado colega con problemas
de alcoholismo. Al mismo tiempo, una pareja es torturada y asesinada en una cueva en algún punto desconocido de Suiza por un hombre que se hace llamar Sam. La investigación llevará a Ana desde los elegantes barrios de Ginebra hasta las calles de Onex, una pequeña localidad de los bosques del Jura envuelta desde hace veinte años en el misterio por unos terribles acontecimientos que nadie parece recordar.
CLAVES DE LA NOVELA
Cuando se piensa en el thriller suizo, el primer nombre que viene a la cabeza es sin duda el de Joël Dicker, quien desde La verdad sobre el caso Harry Quebert, ha contado cada uno de sus libros por
bestsellers en España. La situación, sin em-
bargo, va a cambiar con la publicación de
El Filatelista, carta de presentación en nuestro país de Nicolas Feuz, otro fenómeno del género llegado de las mismas latitudes. Se da la circunstancia que fue el propio Dicker quien fichó la novela para
el sello que dirige, Rosie&Wolf, fruto de su larga admiración por el autor, a quien ha llenado de elogios por su capacidad para mantenerlo enganchado al asiento. Y es que no cabe duda de que ambos compatriotas muestran una enorme sin-
tonía literaria, resumible en su don para facturar tramas adictivas y de alto voltaje, definidas por un ritmo trepidante, giros inesperados y finales sorprendentes.
Con una trayectoria en la que no han faltado grandes éxitos comerciales y premios de prestigio, Feuz se singulariza además por su condición previa como fiscal de Neuchatel, labor que le ha servido un profundo conocimiento de los entresijos de la ley, lo cual dota a su novela de una verosimilitud que la eleva por encima del mero entretenimiento. Por otro lado, su acercamiento brutal a la violencia en algunos pasajes recuerda al modo
en que colegas como Pierre Lemaitre o Carmen Mola han apostado por descripciones que han puesto a prueba la fortaleza de los estómagos de sus lectores.
Dado que el escritor juega la carta de la sorpresa y los giros chocantes, es mejor no entrar en muchos detalles sobre el argumento, pero sí diremos que, tras un prólogo angustioso (“En la espalda
del hombre, las casillas blancas se alternaban con las rojas: era un tablero sanguinolento”), nos veremos arrastrados a tres situaciones/escenarios
diferentes: los abusos escolares sufridos por un niño a mediados de los años 80, una pareja encerrada en una suerte de mazmorra y al albur de un psicópata, y una febril investigación policial para atrapar al remitente de unos paquetes macabros.
Poco a poco todo irá trenzándose y se revelará los diferentes modos en que encajan las piezas de un rompecabezas diabólico y apasionante. El hecho de que la acción en el presente se concentre en
unos pocos días, con el agravante de unas fechas navideñas que son sinónimo de frío intenso, dependencias policiales vacías y caos circulatorio, confieren al libro un gran nervio y dinamismo.
Como avanza su título, El Filatelista tiene como trasfondo la filatelia — en algunos pasajes Feuz le da un uso ciertamente estomagante a la afición— y recurre al sistema postal como original medio
en el que conseguir que hiervan la intriga y la acción. En un sentido más amplio, la novela supone una denuncia de los abusos del poderoso sobre el débil, tanto en el ámbito de la infancia como muy
especialmente en las relaciones de pareja, donde la misoginia y el machismo suponen una lacra tan extendida. La corrupción y otras malas praxis de los cuerpos policiales también se colocan bajo la lupa.
Definida asimismo por una atormentada protagonista policía que rezuma carisma y por unos gélidos ambientes suizos que supondrán una novedad para la mayoría de los lectores, nos hallamos ante un thriller que aúna tradición y renovación, y que de la mano de su padrino Dicker ya
ha alzado el vuelo internacional, con sus derechos vendidos a diversos países.
PERSONAJES PRINCIPALES
El Filatelista es una novela coral en la que se pone el foco en las gamas de grises que definen a cualquier persona, ni los garantes de la ley son de una pieza ni los que optan por hacer el Mal son monstruos porque sí. Combinación de vulnerabilidad y fortaleza, de determinación y decisiones
erróneas, los personajes están muy bien perfilados psicológicamente, al tiempo que los saltos adelante y atrás en el tiempo permiten trazar un arco biográfico que explica en profundidad su naturaleza y sus actos.
X: misterioso asesino.
Ana Bartomeu: Inspectora de policía de la Brigada Criminal de Ginebra.
Michel Sautter: ex empleado de Correos y
ahora policía de la Brigada Criminal de Ginebra.
Sam: niño de diez años del municipio de Lancy.
Yves Morin: compañero de Ana en la Brigada
Criminal y mujeriego empedernido.
Veronika Dabrowska: gestora de una biblioteca pública de Lausana y amante de Yves.
«Escribe unos thrillers que son absolutamente increíbles. Es maravilloso cómo acompaña al lector. Una vez empezado, solo quieres saber más. No pude dejarlo. Es extraordinario».
Jöel Dicker
16 de Enero en tu librería
📕 320 páginas