La nueva novela de Benito Olmo, es una oda a la lectura, un amor por los libros, y lo que se estaría dispuesto a luchar por ellos.
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Y es que pocas veces me he encontrado esta pasión por los libros, cierto es que me va más los thrillers y los true crimes, pero da gusto leer una ficción, con personajes y situaciones reales, que nos parecen tan lejanas pero que están a tan solo a una pedrada de la historia.
Los personajes son una construcción de personalidades complejas, sobre todo, los principales. Sus principios luchan contra su deber, y en algún caso, se justifican los hechos para conseguir lo que se tiene en mente. Duro, muy duro.
Me explotó la cabeza saber sobre los bibliotecarios, que en la 2ª Guerra Mundial, con la ocupación nazi, dieron su vida para proteger libros, unos libros que ponían en peligro la absurda ideología alemana auto impuesta. Pero esos libros iban más allá de su contenido, era un símbolo de rebeldía, poner a salvo a una cultura y religión, un grito de esperanza que se debía enmudecer para que siguiera estando a salvo.
Las tramas están muy bien hiladas hacia la historia principal, jugando al despiste y mareando estratégicamente al lector a creer lo que al escritor le conviene.
Y es aquí cuando le encuentro un pequeño pero que espero que Benito Olmo me perdone, pero encuentro algo repetitivo los viajes en los que parece que no aporten algo. Sé que es un respiro para el lector, pero acompañémoslo de salsa para que se embrave.
Pero también es cierto… que hacia el final entiendes el por qué… es algo contradictorio, no?, pero claro hasta que no llegas a esa dirección, se hace un pelín esquiva.
Al margen de esta opinión muy personal, se nota muchísimo, el gran trabajo de investigación, horas de entrevistas, vuelos y documentación que el escritor tuvo que nutrirse para realizar tan sublime lectura.
Es una lectura que no solo te absorbe, sino que alternando datos históricos, reales y ficticios, no hace que el lector se vea abrumado de información y datos, sino que alimenta las ansias lectoras, aportando más títulos e historias sobre libros y elementos literarios que fueron reales, y eso hace que automáticamente los quieras en tu posesión ya.
Ejemplo de ello, es el titánico trabajo realizado por el de Zentral- und Landesbibliothek, que bajo la dirección de Sebastian Finsterwalder, se encarga de intentar devolver los libros expropiados a sus dueños o herederos originales. Solo leerlo, ya se me ponen los pelos de punta y los ojos se humedecen, por todo lo que representa, por todo lo que se hizo.
Su forma descriptiva sobre los lugares y ambientes, hacen que realmente te pique la nariz al entrar en una habitación sepultada de libros o te congeles en las montañas nevadas; una suerte poder describir de esta forma tan certera.
Y el final!?!?!?!?!?!!?!!?
Por dios qué final!!!! A medida que lo leía, me venía a la cabeza una famosísima canción, utilizada también en el capítulo final de la primera temporada de una famosa serie que no desvelaré para no hacer spoiler, porque realmente, se estropearía toda la lectura. Solo lo hablaremos por DM.
Sin duda alguna, es un libro no solo para los amantes de los thrillers, sino para los amantes de los libros, para todo bibliófilo y amantes de la historia de los libros, y a los que, solo rodeados de libros, encontramos la paz.