La fascinante historia de un compositor que intenta recuperar la inspiración en una casa en la costa de Irlanda. Todo parece perfecto…, hasta que llega la noche de la gran tormenta.
Un compositor que ha perdido la inspiración. Una casa aislada en una playa irlandesa. Una noche de tormenta que puede cambiarlo todo. Peter Harper es un prestigioso compositor de bandas sonoras que, tras un traumático divorcio, se refugia en un rincón perdido de la costa de Irlanda para recuperar la inspiración. La casa de Tremore Beach, aislada en una enorme y solitaria playa, parece el lugar indicado para lograrlo.
Y es que es una novela del 2014, escrita de forma atemporal, y después de 10 años de su creación, resulta tan actual como si fuera de este mismo año.
La verdad es que la tenía pendiente, pero lo que ocurre siempre, que a la lista creciente de No Leídos se van acumulando otras más urgentes y su lectura se va posponiendo. Hasta que apareció la serie en Netflix.
Y ahí fue cuando dije NOOO!!, no quiero comerme spoilers y que la gente comente escenas o momentos de la serie y me fastidien su lectura, así que manos y ojos a la obra.
Y menos mal que me puse porque pe-da-zo de lectura que engullí en apenas 3 días.
Y es que Mikel Santiago sabe tratar muy bien la atmósfera y el clima para que resulte un personaje más de la novela, pero un personaje mudo que su presencia además de percibirse se nota en casi cualquier momento exterior de la novela. Es una maestría llegar a ese amasamiento literario con los elementos climáticos y darles una forma para que el lector note ese escalofrío ambiental que supone una tormenta, las olas salpicando o la fría humedad de una isla.
Los personajes poseen identidades propias, con diálogos naturales que los hacen aún más creíbles para la imaginación lectora.
Los ambientes bien definidos sin caer en acopio de descripciones sitúan rápidamente al lector en la escena, y puede volver a esa escena cuando quiera gracias al breve ejercicio de presentación que ya ha efectuado antes.
Además, gracias a su pericia con la pluma, Mikel Santiago va preparando al lector a través de tormentas, atmósferas y cielos encapotados para la tensión que se va cociendo a fuego lento y que estalla junto a una gran tormenta en la que ocurren muchas cosas.
El único pero que he experimentado es algún fallo argumental en el sentido de que a veces, los párrafos cambian súbitamente la acción o el diálogo que se estaba manteniendo hasta el momento, o pasa de puntillas por alguna situación que quisiera saber más para zambullirme de lleno en la historia.
Pero ni mucho menos todo esto empaña la lectura, es una apreciación personal que me hubiera aportado y metido más en la historia.
La trama principal está muy bien tejida a través de las subtramas que se van originando y formando a su alrededor, dándole una forma tan consistente que es muy fácil leerla y tengas una impresión cinematográfica de la novela.
Aunque trata de un tema algo sensible en el que el lector puede o no entrar, como el hecho de tener un Sexto Sentido, está lo suficientemente bien tratado en el thriller para que no se convierta en un lento tan importante que podría causar la duda o ambigüedad del tema y te sacara de la novela.
Es una novela ágil, con capítulos dinámicos y una historia que se va cociendo lentamente pero cuando estalla, hace que el lector dé vueltas y se desoriente junto con el protagonista principal, jugando a la ambigüedad y el despiste.