‘Quiero saber si el futuro es contigo’, entre el Madrid más cool y el Seúl de las K-tendencias

Quiero saber si el futuro es contigo, entre el Madrid más cool y el Seúl de las K-tendencias, una historia fresca y divertida que mezcla romance moderno y cultura coreana. Una mirada actual sobre qué significa enamorarse hoy en día

¿Es el amor un viaje sin destino? 

Mara es periodista de tendencias en una renombrada revista de tirada nacional. Ha consumido su década de veinteañera durmiendo una media de seis horas, dándole a la tecla, alternando relaciones sin profundizar y driblando con arte y psicología a fauna masculina diversa. Cree que, a punto de inaugurar sus treinta y dos, es el momento de que le flipe alguien tanto como le flipan sus amigas y su trabajo. Pero ¿cómo nace y crece una relación de pareja?

Amador, su redactor jefe y militante del mansplaining , suele endosarle a Mara temas que no le apasionan, pero esta vez el encargo tendrá consecuencias distintas: un reportaje, en Madrid y Seúl, sobre los mitos y verdades de la inteligencia artificial y las start-ups cambiará la vida de Mara de golpe. Porque no solo tendrá que barajar sus opciones entre el nerdy-reservado Asier y el social-juguetón Alberto, sino que deberá lidiar con las decisiones que sus dos ¿candidatos? tomen.

Quiero saber si el futuro es contigo transita por las fases del enamoramiento: las sexis y cómicas, y las frustrantes y tristes. Y lo hace en dos escenarios a la última: el Madrid más cool y el Seúl de todas las K-tendencias.

Un viaje que solo puede deparar sorpresas.

La autora

Irene Claver (Sueca –Valencia–, 1974) es periodista especializada en tendencias –desde moda y belleza a música y viajes–, estilo de vida y bienestar, profesora de Comunicación y traductora. Cuenta con casi una decena de libros publicados, entre ellos la novela Malditos. Bloody Fashion Victims . Le ponen las artes, aunque, si la obligan a elegir una, señala la música: es una (orgullosa) melómana ecléctica. Y sí, hasta tiene un bajo que toca fatal.

Ha vivido en varios países loco-balsámicos, atraída por sus culturas e idiomas. En este sentido, y apasionada de los fenómenos pop, lleva desde 2012 surfeando el Hallyu, la ola coreana: La isla de Kim Ki duk, «Hate» de 4minute y la baba de caracol cosmética componen su tifón asiático de iniciación. Desde entonces peregrina a Corea del Sur a menudo, continúa aprendiendo coreano, ha apuntado en su libreta de K-dramas más de doscientos títulos, vibra con las cinco generaciones de K-pop y disfruta con gran curiosidad y felicidad de todo el imaginario cultural de aquel país.